-¿Ves lo que te hubiera pasado?-
preguntó Freya entrando por una puerta del costado con la verdadera Patricia,
que aún miraba espantada con lo que le había pasado a su doble. En realidad no
era su doble tampoco, sino el dios Thor que había atajado la flecha con su
martillo. Ni el más avispado se había dado cuenta de la transformación, ni
siquiera Loki, que con la sorpresa se había hecho visible.
-¡Loki quiso matar a Eco!- rugió
Freya.- ¡Atrápenlo!- ordenó, pero su compatriota ya estaba en el bosque, y tras
él unos cuantos perseguidores.
Thor y Freya explicaron después
los motivos de su ausencia. Freya escuchó a Loki disfrazado de ninfa hablando
de Eco, y comprendió que solo quería hacerle daño, por lo que le comunicó a
Thor sus sospechas. Habían buscado a Eco por todos los lugares posibles, y
habían tardado más de la cuenta porque Eco era humana y no podían rastrarla
como ninfa, sumado al hecho de que ninguno de sus amigos les querían decir
donde vivía ni cual era su nombre humano, porque creían que le querían hacer
daño. Al fin la encontraron cuando estaba infiltrada entre las estatuas,
inmovilizada por un hechizo de Loki para que no pidiera auxilio, y también les
costó convencerla de que querían salvarle la vida. Al fin ella les había hecho
caso a regañadientes, y ahora no paraba de agradecerles y pedirles disculpas.
Sitaucasude y Nadiade se dieron cuenta entonces de quien les había dado la idea
de infiltrar a Eco había sido Loki. Pero con eso no terminaron las sorpresas
esa noche para ninguno.
La adaptación de tiempos que
había provocado Circe transportó a Hasta-Nera y Si’güí a ese mismo momento. En
medio de la derrota y la huida, se encontraron con el dios Llústar.
-¡Llústar!- gritaron
coléricamente al verlo.
-¡Hasta-Nera! ¡Si’güí!- exclamó
Loki, y huyó despavorido.
Así, él resultó ser Llüstar, el
dañino dios que había provocado la decadencia de sus compatriotas y que escapó
cuando se dio cuenta de que no podía remediar el desastre que había hecho. Él
era de los que no sabía el Secreto.
-¡Maldito seas, Llústar!- gritó
Si´güí, y se preparó para perseguirlo, pero Hasta-Nera supo que no valía la
pena y la tironeó hasta las ruinas de Aislsost Nai, donde se dieron cuenta de
que su hogar se había derrumbado, y de donde nunca más volvieron a salir.
En tanto, pasaban otras cosas en
la fiesta. El concurso de tiro al blanco había quedado suspendido por la
desorganización y los comentarios que siguieron. Gran parte opinaba que Eris y
Loki eran tal para cual, porque si faltaba Eris estaba Loki, a lo que otros
decían que no era tan así porque lo de Eris era la discordia y era su trabajo,
en tanto que Loki era una inmundicia y lo hacía porque le gustaba. Las ninfas
rodeaban a Patricia y le pedían disculpas por haberle insistido tanto para que
fuera, siendo de esta forma que casi la habían matado. Odín reconocía que no
tendría que llevar a Loki, pero era porque creía que se había enmendado. Skadi
dejó a un lado su enojo y preguntó como había pasado todo, porque ella no
estaba. Al escuchar todo, dio un golpe de escarcha y dijo que ya iba a ver
cuando lo agarrase. “¡Tarambana montavikingos!”, resopló más enojada, y se fue
convertida en tormenta polar. A todo esto, los Indeseables se habían recuperado
del susto y estaban empezando a reírse de nuevo y estaban sacando conclusiones
apresuradas sobre la fiesta, demasiado cerca de los oídos de Palas Atenea, que
estaba de nuevo discutiendo con Isis.
- Creo que no vamos a parar de
reírnos hasta dentro de unos años- decía la diosa Kali, al lado de Heraclion y
los Ocho Inmortales.- ¡Ya sabíamos que esto no les podía salir bien! ¡Mira tu
antigua dueña, Griego! ¡No sabe ni organizar una fiesta!
- Ajá… ajá- decía Heraclion, aún
molesto por la humillación que había sufrido antes de que lo encontrase Atenea.
- Eso le pasa por la falta de
sexo- acotó uno.- Cómo a su ex amiga Isis, que desde que se peleó con Marduk no
ha visto un pepino.
Isis escuchó eso e iba a
vengarse, pero Atenea la atajó. Isis le preguntó “¿ah, porque dicen eso de mí?”
y Atenea le respondió “te dije que tengo una baraja bajo la manga. La voy a
soltar en cuanto digan lo peor, y no falta mucho para eso”.
-¿La próxima fiesta la armamos
nosotros? Vamos a hacer concursos de ambrosía como el malo de acá pero vamos a
arreglar todo para ganar nosotros, y nadie nos va a poder decir nada porque
vamos a ser los dueños de casa.- Atenea saltó “¡eso es!”.
-¿Te parece que eso es lo peor?-
preguntó Isis.
- No, pero es justo lo que
precisaba escuchar- le dijo Atenea, y se fue sin explicarle lo que hubiera sido
lo peor.
- Les quería decir unas cosas- se
les plantó la diosa griega a los Indeseables. La egipcia la miraba desde un
escondite, intrigada.
-¿Qué es lo que quiere la gran
diosa griega?- se burló Heraclion, para quedar bien con sus compañeros.
- Heraclion, no tenes nada que
hacer con esos ocho descarnados de mala muerte- largó, disfrutando cada
palabra. Muchos Indeseables abrieron la boca para protestar, pero vieron que
los Inmortales chinos no estaban muy tranquilos.- Sí. Lo que dije. Descarnados-
agregó.
-¿Por qué decís eso, griega de
mierda?- ladró uno de ellos.
- Porque, que yo sepa, Heraclion
es el único inmortal verdadero entre estos nueve.
-¡No!- gritaron los ocho chinos a
la vez, asustados, y sus cuerpos descompuestos cayeron al suelo, quedando solo
ocho figuras transparentes al lado de Heraclion, salpicado por la podredumbre.
-¿Quién es el fracasado ahora? No
se molesten en sacar las armas. Están en mi salón y no me pueden decir nada.
Heraclion, salí de al lado de esos cadáveres. ¡Los famosos Ocho Inmortales son
simples espíritus que cambian de cuerpo cada vez que se les gasta!- exclamó a
vivas voces. Algunos dioses se acercaron, interesados en la paliza que les
estaba dando a los Indeseables. Los espíritus gritaban y se mostraban enojados,
pero no se animaban a más porque estaban avergonzados.
- Y para ustedes también hay, no
se hagan los distraídos- prosiguió la diosa, señalando a algunos.- ¿Tener diez
o veinte fieles es tener toda una comunidad religiosa? Y muchos de ellos tienen
más de ochenta años así que en poco tiempo… chau religión. Se nos van a tener
que unir.
-¡Qué tonterías que uno escucha!-
dijo un Indeseable importante, mirando alrededor para que todos se rieran de
Atenea, pero en cambio encontró a no pocos haciéndose los distraídos o los
sordos.- ¿Qué? ¿No van a decir que…?
- Es más- siguió Atenea,
gozándola como nunca.- Chun Chin Liu Tan, hace dos meses murió tu último
sacerdote, no sé si alguien te avisó. ¡Ay, no, como te van a avisar si ya nadie
cree en vos, pobrecito!- Chun Chin Liu Tan estaba con los ojos desorbitados,
porque creía que a esos datos solo los sabía él.
-¡Y tampoco nadie cree más en
estos otros señores…!- intentó hacerse oír Atenea, pero ya no era necesario
meter más púa porque en el grupo de los Indeseables se estaban armando
discusiones de alto calibre sobre la cantidad de creyentes o la falsedad de los
dioses. Atenea se quedó mirándolos en silencio disfrutando del espectáculo, se
dio media vuelta, y se fue. Isis fue a hablar con ella, totalmente sorprendida:
-¡Atenea! ¿Desde cuándo sabes
eso?
- Siempre me he mantenido
informada sobre estas personas, los tengo controlados. Como verás, sirve de
algo ser imperialista.
-¿Por qué no lo dijiste antes?
- Les quería dar una sorpresa a
todos. No me dirás que no fui bastante original.
- Perdón por habernos reído.
-¿Crees que la podes arreglar tan
fácil? Te he visto tomando nota de todo lo que hablamos los griegos para
criticar después. ¡Otra que aquellos!
-¡Palas Atenea! ¡Palas Atenea!-
Heraclion los alcanzó.
-¿Ves? Otro pesado. Dice mi
nombre como si fuera una marca de palas. ¿Qué queres, Heraclión?
-¡Perdón, perdón, yo no sabía de
eso! ¡Me dejé mandonear por espíritus sin cuerpo fijo por creerlos iguales a
mí!
-¿No me digas? ¿Así que yo tenía
razón? ¿Ves que yo te conozco? ¡Y ahora me dejan en paz los dos que tengo que
esperar las felicitaciones por lo que hice! ¿Isis, no queres un esclavo?-
preguntó entre el enojo y la alegría, y de nuevo se metió en el salón.
Había una tropilla de seres
persiguiendo a Loki, pero ninguno alcanzó a ver a Hasta-Nera y Si’güí
zambulléndose en el lago por última vez.
Loki iba corriendo a toda la
velocidad que sus piernas le permitían llevándose por delante cualquier cosa
que se le cruzase, y de esta forma le sacó bastante ventaja a sus
perseguidores, pero de pronto se encontró corriendo entre ellos; debió salirse
y estar de nuevo con la jauría de Artemis mordiéndole los talones. No solo
estaba ella tras él, sino que un montón más de dioses se había sumado a la
cacería. A la cabeza estaba Buhemotr corriendo como una liebre, y sobre todos
había un remolino de nubes y nieve candente removidos por un furioso viento
polar. Sí, definitivamente era Skadi cuando estaba enojada. ¡Traidora!, pensó
Loki, antes eras como yo y ahora te haces la buena, ¡buena mierda! Cuando salga
de esto y las cosas se arreglen un poco, vas a ver, amenazó mentalmente,
confiando en que Skadi lo oyese.
-¡Somos un poder en nosotros
mismos!- le pareció escuchar, y salió rebotando contra una telaraña localizada
en la entrada de donde cuidaban los dragones de los dioses visitantes. Una
sirena pasaba tranquilamente en el río, y eso inspiró a Loki para generar otra
maldad aún en el medio de la persecución. Se desprendió de la telaraña, llevó
un dragón a la costa del lago y le hundió la espada en el cuello, tratando de
que toda la sangre tocara el agua. Todas las sirenas y demás seres marinos salieron
arrastrándose por todas las orillas del lago presas de crueles quemaduras por
ser muy sensibles a la sangre de dragón. Poseidón y su mujer vieron esto y se
sumaron a la persecución, porque se dieron cuenta enseguida de quien había
hecho eso.
Los elementales le hicieron las
mil y una a Loki, aunque muchos de ellos pagaron con la vida semejante audacia.
Las raíces salían de la tierra y se les enredaban en los pies y él quemaba los
árboles sin mirar. Se desataban vendavales que querían arrastrarlo pero los
esquivaba con la pericia propia de un dios. Se armaron relámpagos y rayos que
salían de los árboles. Se armaron terremotos, se produjeron arenas movedizas.
Todo esto era causado por la furia de los elementales burlados por él. Loki no
lo sabía, es más, le pareció que lo estaban ayudando a escapar y pidió a los
gritos que no lo castigaran tanto. Una voz potente dijo “¡ahí está el enemigo
que hay que detener!”. Le siguió un torrente de risas y se redoblaron los
fenómenos naturales. Loki comprendió que le había salido el tiro por la culata
y redobló el paso. Sus perseguidores lo habían perdido de vista, pero Buhemotr,
como todos los faunos, tenía la capacidad de localizar dioses.
Loki ganó más terreno al saltar
un hondo precipicio, pero se las tuvo que ver con una tropilla de unicornios
que lo dejaron todo lastimado. Sacó su espada y les cortó la cabeza a todos de
un solo golpe y rebote, pero en la última muerte un viento huracanado lo hizo
rodar en una pendiente y cayó justo en la orilla del río, a cien metros de sus
perseguidores. Era el fin de la cacería.
-¡Aquí! ¡Venga aquí! ¡No lo
alcanzarán!- escuchó. Vio a Rocío de Luna con los brazos extendidos hacia él.-
¡No podrán atraparlo!- La mujer estaba desnuda, recubierta por una leve
membrana verde. Que importa, se dijo, y con las últimas fuerzas se puso al lado
suyo. Rocío lo abrazó. “Textura escamosa”, pensó, y le dijo:
- Gracias, Rocío.
- No me llamo Rocío- dijo ella,
con una voz realmente sibilante y se levantó en el aire enroscada en Loki.-
¡Soy Artgard, la lengua parlante de Jormungard!
Los perseguidores de Loki se
detuvieron estupefactos antes de llegar a la orilla. Había una alargada mancha
negra bajo agua que salía a la superficie y se convertía en una inmensa
serpiente que se levantaba por lo menos trescientos metros. Su aspecto no había
cambiado en lo más mínimo, aunque Loki vio que tenía una amplia herida no
cicatrizada en el lugar donde le había dado el golpe.
- Insensato- le susurró la
lengua-, ¿creíste que me pegabas con el martillo principal?
Poco pudieron hacer los que
miraban sorprendidos por eso. Jormungard se tragó a Loki y luego se zambulló
pesadamente, causando un pequeño maremoto que barrió las dos orillas y levantó
en el aire a dioses, árboles, faunos, animales, tritones, y sirenas. Los dioses
quisieron escapar de la gran ola que se les venía encima, pero dioses y todo,
no lo lograron. Buhemotr se quedó extasiado mirando todo ese montón de agua tan
alto y solo el oportuno manotón de un centauro lo salvó de morir ahogado.
-¡Se lo comió! ¡Se lo comió!-
repetía Artemis mientras emprendían el regreso a la fiesta.
- Sí, ¿y qué?- le decía Ares, que
también había ido a la cacería.
-¡Qué lo mató! ¡Lo mató! ¿No
entienden?
-¡No lo mató!- exclamó Thor.-
¡Las ganas de Skadi! Ahora me explico el asunto de que lo encontré con uno de
mis martillos. Me dijo que se quería matar pero ahora veo que era para dar lástima,
para que yo no sospeche.
-¡Uff! Esta fiesta ha resultado
más entretenida de lo que creíamos que iba a ser. Empezamos mal con el concurso
de los relatos que al fin se volvió de adivinanzas. ¡Y lo de las arpías…!
- La de cosas que estarán
diciendo los Indeseables.
- A esos alguien les tiene que
parar el carro- consideró Hades.- No puede ser que cada vez que nos juntemos
tengan que aparecer para criticar o reírse. ¿Por qué mejor no se dedican a sus
fieles y se dejan de joder? ¡Eso! ¡Les voy a decir eso!
- Te van a retrucar con algo
peor. ¡Ya los conoces…!
-¿Alguien conoce un camino más
corto?- preguntó el dios Irinduguay a los gritos.- No pienso dar un paso más.
Odio este bosque.
- Gracias. Lo hice yo- le dijo
Ceres.
-¡Con más razón!- dijo Irinduguay
muy serio, pero se rió.-¡Chiste, no es por vos? Por lo general odio los
bosques. Lo mío es el desierto, la arena. Has fabricado este bosque tan bien
que lo detesto completamente. ¡Quiero salir de acá!
- Por acá, no te angusties- le
dijo la diosa, e hizo que unos árboles se moviesen. Ahí nomás estaba la fiesta,
con todos los dioses contemplando una discusión que estaban teniendo… ¡los
Indeseables! ¡De que nos habremos perdido!, pensó más de uno y no se
equivocaba. Sin embargo, todos les prestaron atención de pronto y empezaron a
reírse porque se veían como un pequeño ejército humano embarrado, fatigado, por
no hablar de las diosas que iban exhaustas en el carro de Artemis, al lado de
sus perros jadeantes. “¡Salí, lambedor!”, le sacudió Skadi a un perro
especialmente cariñoso. Freya iba a caballo del lobo Fenris y se caía de
cansancio. Los centauros vienen con el caballo cansado, bromeó Gisella, pero no
se animó a hacerles ninguna nota. Poseidón y su esposa eran los cansados más
románticos, porque volvían por el río navegando en una nave hecha con el
caparazón de un gran argonauta. Buhemotr parecía haberse pegado un baño por
lavarropas, y ahora roncaba a pata suelta sobre el hombro de Quirón, a quien no
le gustaba para nada llevarlo. Todo el grupo estaba pasado por agua, parecía un
bosque después de un diluvio. No se ofendieron para nada con las risas, y hasta
respondieron con algunas risas cansadas. Los Indeseables también los miraron
pero no se burlaron. Antes que nada, Hades los encaró y les soltó la pregunta
“¿por qué no se dejan de molestar acá y se ocupan de sus fieles?” Todos los
dioses presentes se empezaron a reír, y los recién llegados no entendían por que,
a lo que no sabían que era justamente eso lo que los tenía mal a los
Indeseables. Estos, al recibir este golpe de gracia, perdieron toda compostura
y se marcharon a la carrera (uno descubriría muerto al dragón donde había
venido, justo el que había matado Loki). Aniyo, sin embargo, se detuvo frente a
Artemis y le dijo “ustedes saben donde pegar. Nos han quitado nuestro honor.
Diganle a Apolo que lo perdono”, y se fue antes de que Artemis pudiera
explicarle que Apolo no había planeado que los espiasen.
Hestia estaba muy ocupada en ese
momento. Solo era la diosa del hogar, pero tuvo que ser también la de la
medicina curando las quemaduras que la sangre del dragón les había provocado a
los seres marinos. A la fiesta no había ido ningún dios de la medicina porque
todos esos dijeron que no se prestaban para esas fantochadas. Isis estaba
ayudando junto a Hera y Zeus, aunque este último lo más que hacía era estar
sentado en una silla.
-¡Pero por algo les tiene que
haber pasado!- le estaba dele decir Hera a una sirena.- ¿Fue así porque sí?
-¡Así porque sí, cuantas veces se
lo tengo que repetir, señora! ¡Ay!- se quejó cuando le apoyó un trapo con
alcohol.- Estaba ahí charlando con las chicas, y de repente el agua empezó a
arder, a quemar como si se hubiera prendido fuego. ¡A gatas pudimos salir pero
nos quemamos todas! Por favor, vaya a atender a una chica de por allá que tiene
la cola como carbón y está aullando como una perra.
- La está atendiendo mi marido…
¡Zeus! ¡Te estoy mirando! Que sea la última vez o me pongo a atender a los sátiros
para que me atiendan.
-¡Pero si la estaba curando!- se
defendió Zeus, sacando la mano del escote (carbonizado) de una sirena.
- Este guacho… Precisaríamos más
enfermeros, pero esos guachos cómodos de afuera no quieren trabajar.
-¡Uff! ¿Qué pasó acá?- preguntó
Artemis, tambaleándose.
-¿Qué pasó con Loki?- fue la
pregunta general.
- Con suerte, en dos o tres años
va a aparecer en el retrete de Jormungard. No me pregunten más porque estoy
muerta de cansancio por la carrera que nos hizo pegar… Encima mató a un dragón
y lo hizo sangrar en el río, no se imaginan lo rojo que se puso.
-¡Ah, entonces fue eso lo que
pasó!- gritó una nereida, retorciéndose.- ¡Había sentido que esa sangre era
brava pero no sabía que era para tanto!
-¿Freya no conoce medicina contra
dragones?- preguntó Hestia.- ¡No, mejor traigan a Idunn, que sus manzanas
tienen propiedades curativas!
- Sí, me hice cristiana- les
contaba Patricia (o Eco) al círculo de ninfas semidesnudas que se había formado
en torno suyo.- El Otro, como ustedes le dicen, me devolvió la vida. A ninguno
de esos guampudos- y señaló a los dioses- se le ocurrió devolverme la vida. En
cambio el Señor –algunas ninfas saltaron- perdonó mi antigua vida licenciosa y
me dio una nueva. ¿De que otra forma le podía pagar, si no era con mi alma?
Porque también me dio alma, no sé si les había dicho.
-¿En serio?- preguntaron todas,
admiradas.- ¿Cómo es?
- No siento nada distinto pero sé
que cuando me muera no se va a terminar el asunto. ¿No es lindo?
-¿Por qué le habrás interesado?-
le preguntó una ninfa.- Todos ya te daban por perdida. A nadie se le habría
ocurrido revivirte, a no ser que le sirvieras para algo.
- Tuvo compasión de mí y quiso
darme otra oportunidad. A ninguno se aquellos se les ocurrió algo así, ¿no les
parece?
-¡Sí, sí, completamente!
- Eco, Eco, una pequeña pregunta-
exigió Oiram.- ¿Cómo hago para enamorar a una mujer? Ya sos una, debes saberlo.
-¡Ay, fauno, si fuera tan fácil
de responder! Para empezar, ustedes son unos degenerados que se la pasan con la
libido al tope y es difícil que piensen en el amor, como no sea en el físico.
-¡Pero hay alguien que me gusta
mucho!- se quejó el fauno.- El sexo no entra en esto. Bueno, quizás un poco…
¡pero la veo y siento algo por dentro que no puedo explicar!
-¡Cursi! ¡Cursi!- le gritaron
otros faunos, pero Afrodita los hizo callar porque le interesaba ese caso.
-¿De una sola vez?- preguntó
Patricia.- ¿Amor a primera vista? Para mí que no existe. Atracción unilateral
en todo caso, pero no amor. Atracción bilateral, con mucha suerte.
- Entonces es unilateral lo mío
con ella.
Gisella escuchaba con atención,
bien escondida, y le parecía raro que un ser mítico hablase así de ella.
-¡Obvio! No quiero ofenderte pero
a ella no le interesaría algo con alguien de otra especie. ¡Quién sabe! Ya
tendrá novio.
-¡No tiene, no tiene!- exclamó
Oiram, radiante.- Le pregunté y me dijo que se había peleado hace poco. ¡Está
libre!
- Eso no significa que le
interese formar pareja de nuevo tan rápido- rebatió la ex ninfa.- Sí quería al
otro, me imagino que va a estar dolida algún tiempo.
-¡Me dio el telefóno!- argumentó
el fauno dando pequeños saltos, y se cayó.
- Torpe. ¿Te lo dio ella
voluntariamente?
- Se lo pedí- resopló el fauno,
desde el suelo, contrariado.
- Perdón, parece que quiero
tirarte todo en contra, pero en ese caso, eso no significa nada.
- Supongo- dijo el fauno.- Me dio
el teléfono, pero puede haber sido nomás para hacerme una nota.
- Lo más probable- aseguró
Patricia, y le hizo una pregunta.- ¿Sabes usar celular?
- Sí- respondió Oriam con una
sonrisa, y añadió.- Me enseñó ella.
Gisella se rió. Esa mentira le
había encantado.
-¿Por qué se enojó Skadi cuando
Loki le dijo que tuviera cuidado con los centauros?- preguntó Situr.
-¡Qué no te escuche!- le chistó
Freya.- Fue por la primera vez que fuimos a visitar a los centauros. Loki les
dijo que ella era fría en apariencia pero muy caliente con cualquiera que se lo
propusiera. Skadi tuvo que esconderse porque todos los centauros se le querían
tirar encima. La mala fama le duró hasta hace un tiempo, pero Loki ha tratado a
cada rato de arruinarle la imagen. No sé porque le tiene tanta idea.
-¿No será porque Skadi le dijo
que era adoptado?
-¿Skadi dijo eso?
- Sí. Dijo “nórdico falsificado”.
Tal cosa “falsificado” se les dice a los adoptados.
- Me parece una expresión humana
y nueva, que queres que te diga.
- Puede ser- convino Situr.
Los músicos fantasmas empezaron a
tocar cualquier música para indicar que había llegado la hora del banquete de
ambrosía, y con ella los últimos tramos de la fiesta. Isis y Atenea se pusieron
a hablar a solas en el bosque que Situr había descubierto persiguiendo a Loki.
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